Los estudiantes, en mi opinión, compran con el corazón. Por eso me mueve el deseo de conectarme con sus sentimientos. Siempre me elegirán si lo logro. El ejercicio beneficia mucho más a la mente que al cuerpo. Mientras el físico combate la ansiedad, la tristeza, la taquicardia y las palpitaciones, entre otras enfermedades, el entrenamiento es el lugar perfecto para dejar ir el estrés, la rabia, la soledad y la agonía. Es un lugar donde puedes reorganizar tu vida, dar de nuevo y reconstruir una mejor versión de ti mismo. Al final, el dolor es un sentimiento, no una forma de vida. Y combinar ejercicio con maestría es una combinación ganadora.

El problema es que nuestros cuerpos reaccionan a nuestras emociones. Estas son respuestas psicofisiológicas a estímulos que representan formas de adaptación. Tienen la capacidad de regular la atención, ajustar el comportamiento y activar importantes redes de memoria asociativa. Son el primer paso hacia sensaciones más duraderas. Las emociones influyen en el funcionamiento de los sistemas nerviosos autónomos y endocrinos, así como en las expresiones faciales, los músculos y la voz.

Según el psicólogo y periodista Daniel Goleman, las emociones perturbadoras y las relaciones tóxicas han sido reconocidas como factores de riesgo que favorecen la aparición de enfermedades. Por motivos menores, no es posible seguir tomándolos. El truco es aprender a controlar las emociones en lugar de evitar los problemas. La mente, como dice Robin Sharma, es un sirviente maravilloso pero un amo terrible.

A veces, 10 minutos es todo lo que se necesita para cambiar una emoción. Pase algún tiempo al sol, tome un café en un día ajetreado o salga a caminar o andar en bicicleta. Las emociones más tóxicas y gravosas se pueden combatir moviendo el cuerpo. Muchas veces, después de esos ejercicios, sentimos como si una nube se hubiera levantado sobre nuestras cabezas y podemos ver las dificultades desde una perspectiva diferente.

Algunas actividades son particularmente beneficiosas. El yoga, la natación y el caminar nos ayudan a conectarnos con nuestra respiración, obligándonos a estar plenamente presentes en el momento, en perfecta conexión con nosotros mismos y libres de todo problema. Si se siente infeliz, frustrado o furioso, ponerse en movimiento lo ayudará a liberar esos sentimientos en lugar de permitir que hiervan en su cuerpo.

Es fundamental mantener el bienestar emocional. Es lo que nos da la capacidad de gobernar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Es lo que nos da una sensación de seguridad frente a las dificultades de la vida. Y, si bien las emociones son fugaces y pueden arrastrarnos en éxtasis, lo trascendente es poder elevarse por encima de ellas y no permitir que un solo incidente defina un período de tiempo más largo.